La importancia del contacto físico para evitar un divorcio

El contacto físico juega un importante papel en cualquier relación de pareja. Por medio de diversos estudios, se ha comprobado cómo, cuando una pareja deja de tener relaciones, de tocarse o manifestar atracción física hacia el otro, desarrolla con mayor rapidez problemas de comunicación o de estabilidad emocional.

Con contacto físico no nos referimos forzosamente a tener relaciones sexuales (aunque esto también influye en sobremanera); sino también a detalles o acciones sencillas, como tomar a tu pareja de la mano, recostarte en él o en ella, abrazarlo/a, dormirse juntos, etc.

Como te imaginarás, el primer contacto que tenemos con otra persona se suele basar en el físico de la misma; esto tiene especial relación con el enamoramiento, en donde confluyen una serie de procesos químicos que tienen su origen en el cerebro. Posteriormente, el enamoramiento cesa y queda (o debería hacerlo) una relación de pareja basada en el amor. Por ello, en ocasiones lo que comenzó como una relación en donde existía bastante contacto físico y en donde se iban a la cama con “bastante facilidad”, se transforma en una relación en la que poco a poco, dicho contacto, comienza a desaparecer; y esto es un aspecto fundamental  (aunque no el único) que puede influir para desencadenar un divorcio.


Un ejercicio mental que puedes hacer para saber si aún sientes atracción emocional y física hacia tu pareja, es imaginarla besándose con otra persona. ¿Te sientes celosa, molesta, enojada?, ¿es algo por lo que sufrirías o te sería indiferente? Esto puede ayudar a que regrese el interés en esa persona. Si, por el contrario, sientes que ya no es alguien importante en tu vida y no puede aportar nada en tus planes de vida, entonces es momento de ser sinceros y replantear su situación. Antes de que cualquier persona opte por el divorcio, debe haber llegado a ese punto en el que no sienta atracción ni mantenga un lazo fuerte con su pareja.

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